EE.UU – El presidente Donald Trump, ha impuesto aranceles a socios comerciales clave, incluidos Canadá, México y China, reavivando las tensiones comerciales que habían estado latentes desde su administración. La decisión de reintroducir aranceles sobre diversos productos, en particular el acero y el aluminio, se presenta como una medida para proteger las industrias y empleos estadounidenses, abordando lo que Trump considera prácticas comerciales desleales que han generado importantes desequilibrios comerciales. Estos aranceles ya han provocado un efecto dominó, desatando represalias por parte de los países afectados y aumentando las preocupaciones a nivel global.
Para Canadá y México, los aranceles son vistos como un desafío directo a los acuerdos comerciales establecidos bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), diseñado para fomentar una mayor cooperación económica. Ambos países han prometido imponer sus propios aranceles a productos estadounidenses en represalia, centrándose particularmente en exportaciones agrícolas y bienes manufacturados. China también ha respondido con medidas propias, amenazando con nuevos aranceles sobre las importaciones de EE.UU., lo que podría perturbar aún más las cadenas de suministro globales y agravar una ya tensa relación económica.
Los partidarios de los aranceles argumentan que son necesarios para proteger los empleos estadounidenses, especialmente en industrias golpeadas por la competencia extranjera. Sin embargo, los críticos señalan que estas medidas podrían llevar a un aumento de los precios para los consumidores y afectar relaciones comerciales ya establecidas. Las repercusiones económicas podrían extenderse más allá de los países directamente involucrados, impactando los mercados globales y la dinámica del comercio internacional.