Riesgos y cambios de poder: cómo ve EEUU al mundo en 2025

27/03/2025

Mapeo de amenazas globales según Washington: percepciones y realidades en juego

La evaluación anual de amenazas de la Comunidad de Inteligencia de EE. UU., publicada en marzo de 2025, ofrece una visión detallada de los desafíos y amenazas que, desde su perspectiva, podrían afectar la seguridad nacional estadounidense en el corto plazo. Si bien el documento refleja la visión del mundo y las prioridades de las agencias de inteligencia estadounidenses, sirve como una lente útil para comprender cómo una de las principales potencias mundiales percibe un entorno global rápidamente cambiante y complejo.

El informe destaca una combinación de preocupaciones de larga data —como el terrorismo y los conflictos interestatales— y dinámicas emergentes, en particular las amenazas cibernéticas y el uso de tecnologías avanzadas tanto por actores estatales como no estatales. Su mensaje subyacente es que los riesgos de seguridad ya no están aislados, sino que están cada vez más interconectados, con efectos en cascada en los ámbitos físico, digital, económico y social.

Audiencia del Senado sobre la Evaluación Anual de Amenazas (ATA) 2025 de la Comunidad de Inteligencia de EE. UU.
Crimen transnacional, migración y actividad cibernética

Una preocupación central del informe es el impacto del crimen organizado transnacional. Se describe a las redes criminales, especialmente en América Latina, como entidades cada vez más sofisticadas que combinan el narcotráfico —particularmente de fentanilo y opioides sintéticos— con otras actividades ilícitas como la trata de personas, el lavado de dinero, la extorsión y el cibercrimen. Estados Unidos atribuye más de 52,000 muertes por sobredosis en un período de 12 meses a los opioides sintéticos, vinculando esta crisis con rutas de producción y tráfico en las que participan actores en México, China e India. El informe enfatiza la capacidad de adaptación de estas organizaciones, que ahora operan con estructuras descentralizadas y acceso a tecnologías de doble uso.

Los flujos migratorios también se examinan desde una perspectiva de seguridad. Aunque están impulsados en gran medida por la inestabilidad sociopolítica y económica en el hemisferio occidental, la migración irregular se describe como un vector que las redes criminales explotan con fines financieros y, potencialmente, como una vulnerabilidad por la cual podrían ingresar riesgos a territorio estadounidense. El informe señala una disminución significativa en las detenciones fronterizas a inicios de 2025, asociada con una mayor aplicación de medidas de control y deportación.

Ciberespacio e infraestructura crítica

El ciberespacio es retratado como un dominio cada vez más disputado, en el que tanto actores respaldados por Estados como independientes llevan a cabo campañas persistentes para infiltrarse, interrumpir o sabotear infraestructuras críticas. El informe destaca intentos de “preposicionar” accesos dentro de redes estadounidenses —como servicios de agua, sistemas de salud y transporte— que podrían activarse en una futura crisis. Se mencionan ataques de ransomware e interrupciones dirigidas a servicios esenciales, atribuidos tanto a grupos criminales con fines económicos como a unidades cibernéticas vinculadas con China, Rusia e Irán.

También se mencionan campañas de desinformación, a menudo potenciadas por inteligencia artificial, como herramientas para polarizar a la sociedad estadounidense y erosionar la confianza en las instituciones democráticas. La convergencia de capacidades cibernéticas, operaciones de influencia y tensiones geopolíticas es un tema recurrente en toda la evaluación.

 

Competencia estratégica y potencias emergentes

China es identificada como el competidor estratégico más completo y capaz frente a Estados Unidos. A diferencia de otros adversarios, se describe que China persigue una estrategia a largo plazo para remodelar el sistema internacional de forma que favorezca sus intereses y reduzca la influencia occidental. Esto incluye inversiones en inteligencia artificial, biotecnología, semiconductores y tecnologías espaciales, así como una creciente presencia en cadenas de suministro globales y minerales críticos.

En el ámbito militar, China está ampliando su capacidad de proyección de poder en el Indo-Pacífico y más allá, incluyendo sistemas de misiles hipersónicos, modernización naval y capacidades antisatélite. El informe subraya las crecientes tensiones en torno a Taiwán, junto con los esfuerzos de Pekín por aislar diplomáticamente a Taipéi y ejercer presión mediante medios económicos.

En lo económico, el documento señala que China usa cada vez más su poder comercial y tecnológico para coaccionar o influir sobre países socios, y para establecer estándares alternativos a los promovidos por las instituciones occidentales. Los esfuerzos por construir posiciones estratégicas en el Ártico, África y América Latina se interpretan como parte de una ambición más amplia de ganar influencia global.

 

Rusia, Irán y Corea del Norte: resiliencia y tácticas no convencionales

Rusia, a pesar de la guerra en curso en Ucrania y las sanciones impuestas, es descrita como un actor resiliente, con capacidad para mantener su aparato militar-industrial, modernizar su arsenal nuclear y ejercer influencia mediante medios asimétricos. El informe reconoce que Moscú ha aprendido del campo de batalla, adaptando sus operaciones de guerra electrónica y el uso de drones, y fortaleciendo sus vínculos con Irán y Corea del Norte.

Irán continúa desempeñando un papel clave en la dinámica regional, apoyando a actores no estatales como Hezbollah, Hamás y los hutíes. El informe destaca sus capacidades misilísticas y de drones, sus operaciones cibernéticas, y un debate interno creciente sobre armas nucleares que —si bien no indica un programa activo— sugiere un cambio en el pensamiento estratégico. Internamente, Irán enfrenta dificultades económicas persistentes y agitación política, lo que podría influir en su postura externa.

Corea del Norte se presenta como un actor cada vez más audaz. Su asociación con Rusia, que incluye envíos de armas y compromisos de defensa conjunta, se considera una posible fuente de ganancias tecnológicas e influencia diplomática. Pyongyang continúa invirtiendo en sus programas nucleares y de misiles, utilizando el cibercrimen y el comercio ilícito para financiar sus ambiciones. El informe sugiere que Corea del Norte podría adoptar una postura más agresiva si considera que su capacidad de disuasión es insuficiente o si busca influir en las políticas de EE. UU. y Corea del Sur.

 

Coordinación entre adversarios

Uno de los aspectos más notables del informe es la creciente cooperación entre China, Rusia, Irán y Corea del Norte. Aunque sus intereses no siempre están alineados, estos Estados son vistos como coordinándose tácticamente en áreas como defensa, tecnología y comercio para evadir sanciones y reducir su dependencia de sistemas occidentales. Esta alineación emergente, aunque informal, podría complicar los esfuerzos por aislar o contener a cualquier actor individual, y aumentar el riesgo de crisis en múltiples frentes.

La evaluación apunta a un cambio de confrontaciones aisladas hacia un desafío más amplio e interconectado al poder estadounidense. Estos actores comparten un interés común en debilitar la influencia occidental y promover modelos alternativos de gobernanza, incluso si sus motivaciones son distintas.

La evaluación de amenazas de 2025, aunque centrada en los intereses de EE. UU., refleja transformaciones más amplias en el sistema internacional. La difuminación de las líneas entre lo civil y lo militar, lo doméstico y lo extranjero, y lo físico y lo digital, señala una nueva era de riesgo multidimensional. Las preocupaciones tradicionales —armas nucleares, disputas territoriales, guerra convencional— ahora se entrelazan con operaciones cibernéticas, coerción económica y manipulación informativa. Estés o no de acuerdo con el enfoque de EE. UU., el informe ofrece una ventana reveladora sobre cómo una de las redes de inteligencia más poderosas del mundo percibe el panorama de seguridad global. Subraya la complejidad de las amenazas modernas y la necesidad de adaptación estratégica en un mundo cada vez más disputado.

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