Cómo planea la UE impulsar la defensa, fortalecer la autonomía estratégica y enfrentar amenazas híbridas en un panorama geopolítico en evolución
La Unión Europea enfrenta un momento crítico en materia de defensa y seguridad. El reciente Libro Blanco de Defensa destaca la urgencia de fortalecer la preparación militar del bloque ante amenazas en evolución y un entorno geopolítico cada vez más complejo. Durante décadas, la inversión en defensa ha sido insuficiente, lo que ha dejado a Europa en una posición de vulnerabilidad. Ahora, con la guerra en Ucrania, el aumento de la agresividad rusa, el ascenso de China y la reducción del compromiso de EE.UU. con la seguridad europea , la situación exige una respuesta inmediata y coordinada.
Un contexto de amenazas múltiples y la necesidad de autonomía estratégica
El documento enfatiza que la seguridad de Ucrania es clave para la estabilidad de Europa en su conjunto, ya que su desenlace marcará el equilibrio de poder en el continente. La guerra ha evidenciado la necesidad de una respuesta unificada y sostenida, no solo con el suministro de armas y munición, sino también integrando la industria de defensa ucraniana en el ecosistema europeo.
Europa debe avanzar hacia una mayor autonomía estratégica, lo que implica no solo aumentar el gasto en defensa, sino también mejorar la coordinación entre los Estados miembros, elaborar una estrategia efectiva, fortalecer la industria de defensa y garantizar que la tecnología europea esté a la vanguardia de la competencia global. Hasta ahora, la fragmentación ha generado ineficiencias y ha limitado la capacidad de respuesta ante amenazas emergentes.
A esto se suma el impacto de las crisis en el norte de África y Oriente Medio, desde donde emergen desafíos como el rearme en países como Marruecos y Argelia, los efectos del cambio climático y los movimientos migratorios. Por otro lado, el Ártico se ha convertido en un nuevo frente de competencia geopolítica, con actores como Rusia y China aumentando su presencia en la región.
Uno de los puntos más críticos es la postura de Estados Unidos, que lleva un tiempo manifestando su intención de redistribuir su atención a otras regiones, particularmente Asia-Pacífico. En palabras del anterior Secretario de Estado Antony Blinken:
«Europa debe asumir un mayor liderazgo en su propia seguridad, pues el mundo enfrenta múltiples desafíos simultáneos». Asimismo, el 3 de marzo la Casa Blanca informó que está «pausando y revisando» la ayuda militar de EE.UU a Ucrania. Esto después de que Donald Trump acusara al presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, de ser desagradecido y «no estar listo para la paz» tras un tenso intercambio entre Zelenskyy, Trump y el vicepresidente Vance en la Oficina Oval. Este cambio de paradigma implica que la UE no puede seguir dependiendo de Washington como garante de su estabilidad.
Gráfico porcentual de la inversión total (en millones de dólares) de los países con mayor gasto en defensa del mundo
Fuente: Global Firepower
Inversiones y cooperación: un nuevo modelo de defensa
Para abordar estas carencias, el Libro Blanco propone la creación de Proyectos de Interés Común Europeo en Defensa, permitiendo a los Estados miembros desarrollar capacidades conjuntas con el respaldo de la UE. Se trata de una estrategia clave para evitar duplicidades en las inversiones y maximizar la eficiencia de los recursos.
El documento también destaca que Rusia destinó en 2024 un 9% de su PIB a defensa, una cifra sin precedentes en tiempos recientes. Para la UE, esto implica la necesidad de un esfuerzo financiero sostenido. Actualmente, los Estados miembros de la UE combinados apenas alcanzan un 1,5% del PIB en gasto militar, muy por debajo del 2% recomendado por la OTAN.
La nueva guerra híbrida y la carrera tecnológica
El Libro Blanco señala que el campo de batalla moderno ya no es solo físico, sino también digital y psicológico. Las amenazas híbridas, como ciberataques, sabotajes, manipulación de sistemas satelitales y campañas de desinformación, están en auge. El reciente ataque a infraestructuras críticas en varios países europeos ha evidenciado la vulnerabilidad de la región ante actores hostiles que buscan desestabilizar la sociedad y las instituciones.
En paralelo, el avance en tecnologías disruptivas marcará el nuevo escenario de competencia global. La UE identifica cinco áreas clave donde debe invertir para garantizar su superioridad militar y tecnológica:
- Inteligencia artificial (IA)
- Computación cuántica
- Biotecnología y neurociencia
- Robótica avanzada
- Misiles hipersónicos
Estos desarrollos no solo definirán el futuro de la guerra, sino que también tendrán un impacto crucial en el crecimiento económico y la soberanía industrial de Europa.
Áreas prioritarias de inversión militar
El documento identifica siete prioridades clave para el rearme europeo:
- Defensa aérea y antimisiles
- Sistemas de artillería avanzada
- Producción de munición y misiles
- Drones y sistemas antidrones
- Movilidad militar
- Ciberseguridad, IA, guerra electrónica y computación cuántica
- Infraestructura estratégica y protección de fronteras
Uno de los proyectos más ambiciosos es el Escudo de la Frontera Oriental, que refuerza la seguridad en los países que limitan con Rusia y Bielorrusia. Esta estrategia plantea interrogantes sobre el desbalance en la atención a otras fronteras, como las del sur de Europa. España y Grecia han argumentado que la seguridad en el Mediterráneo es igual de crucial, considerando el aumento del rearme en el norte de África y la creciente presión migratoria.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha enfatizado que «no solo se debe tener en cuenta la amenaza que supone el expansionismo del régimen de Vladimir Putin, sino también los desafíos que enfrentan los países mediterráneos con las naciones al otro lado del Mediterráneo, especialmente en lo que respecta al flujo de inmigrantes«. Sánchez también ha solicitado que el control fronterizo y los esfuerzos antiterroristas se incluyan en el concepto de gasto militar para facilitar la financiación por parte de la UE.
Una financiación sin precedentes: los cinco pilares
Para respaldar estas iniciativas, la UE propone un modelo de financiación basado en cinco pilares:
- Creación del SAFE (Security and Action for Europe): un instrumento de hasta 150.000 millones de euros para inversión en defensa.
- Flexibilización del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, permitiendo mayor margen de gasto en seguridad.
- Uso optimizado de instrumentos financieros existentes.
- Mayor participación del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
- Movilización de capital privado, clave para impulsar el sector de defensa, especialmente en pymes.
Un dato revelador es que el 44% de las pymes del sector defensa en la UE enfrentan dificultades de financiamiento, lo que contrasta con sus competidores en EE.UU. y el Reino Unido. Actualmente, los inversores estadounidenses representan el 60% de la inversión total en defensa en Europa, lo que supone un problema estratégico en términos de autonomía industrial.
En este contexto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfatizó la importancia de fortalecer la industria de defensa europea: «We must buy more European. Because that means strengthening the European defence technological and industrial base. That means stimulating innovation. And that means creating an EU-wide market for defence equipment.»
Próximos pasos en la estrategia de defensa de la UE
El Libro Blanco de Defensa es solo el inicio de una estrategia más amplia. En los próximos meses, la UE publicará la Preparedness Union Strategy, que establecerá un enfoque integral para la preparación ante crisis y conflictos, y la EU Internal Security Strategy, que definirá un marco unificado para la prevención, detección y respuesta ante amenazas de seguridad. Estos documentos serán clave para consolidar la nueva arquitectura de seguridad europea.
Una oportunidad con desafíos estratégicos
El Libro Blanco de Defensa marca un punto de inflexión en la seguridad europea, pero su éxito dependerá de la capacidad de los Estados miembros para ejecutar una estrategia coordinada y sostenible. La UE debe garantizar que el rearme no genere desequilibrios internos y que todas sus fronteras sean protegidas de manera equitativa.
Europa no puede permitirse seguir rezagada en materia de defensa. Más que un simple aumento del gasto militar, se requiere una transformación estructural que incluya una mejor coordinación, una industria de defensa más robusta y una inversión estratégica en tecnología avanzada. El reto no es solo responder a las amenazas actuales, sino construir un modelo de seguridad que garantice la estabilidad y la influencia global de la UE en las próximas décadas.
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