Dinámicas sociales y resiliencia operativa en Kenia

25/06/2025

Perspectivas sobre cómo mantener la estabilidad, la adaptabilidad y la toma de decisiones informada cuando el entorno operativo cambia sin previo aviso

Kenia está siendo testigo de una ola de protestas a nivel nacional que han alterado la vida urbana, tensionado los recursos de seguridad e impactado en la infraestructura de comunicaciones. Estas manifestaciones —con epicentro en Nairobi y extensión a Kisumu, Mombasa, Nakuru y otras ciudades— se desarrollaron rápidamente, sorprendiendo a muchos observadores tanto por su magnitud como por su intensidad. 

¿Qué desencadenó las protestas del 25 de junio?

Las protestas fueron impulsadas principalmente por la reacción pública a la muerte del bloguero y activista de 31 años, Albert Ojwang, bajo custodia policial. Su fallecimiento, ampliamente difundido y debatido en redes sociales kenianas, reavivó preocupaciones de larga data sobre la rendición de cuentas de la policía y el trato a los detenidos. A esto se sumó el simbolismo de la fecha: el 25 de junio se cumplía un año de las masivas manifestaciones de 2024 contra la polémica legislación fiscal que proponía nuevos impuestos sobre bienes esenciales y servicios digitales. Aunque las medidas fiscales de 2024 fueron posteriormente revisadas, dejaron una sensación persistente de presión económica y desconfianza en parte de la población. La convergencia de las dificultades económicas, la preocupación por el desempleo juvenil y la capacidad de movilización a través de las redes sociales —especialmente entre los jóvenes— crearon las condiciones para un estallido de indignación colectiva. La muerte de Ojwang se convirtió en un punto de concentración de frustraciones más amplias.

Cómo se desarrollaron los acontecimientos

El 25 de junio, los manifestantes se reunieron en múltiples ciudades, siendo Nairobi el escenario de las concentraciones más grandes. Las protestas se organizaron principalmente en redes sociales y contaron con una participación mayoritaria de menores de 35 años. En varias zonas, la policía respondió con tácticas de control de multitudes, incluyendo gases lacrimógenos y detenciones. Los reportes de víctimas variaron: algunas organizaciones locales mencionaron al menos ocho muertes, mientras que otras elevaron la cifra. Más tarde ese mismo día, las autoridades restringieron las transmisiones en directo por televisión y el acceso a ciertas plataformas digitales, incluidas aplicaciones de mensajería encriptada. Estas restricciones afectaron tanto a la población como a las organizaciones que buscaban seguir la evolución de los acontecimientos en tiempo real. El transporte público fue suspendido parcialmente, las carreteras que conducen a edificios gubernamentales e infraestructuras clave fueron bloqueadas y la actividad comercial se redujo significativamente en las zonas afectadas.

Planificación ante futuras disrupciones

Para las organizaciones que operan en Kenia, los sucesos de junio de 2025 ilustran la importancia de contar con una conciencia de riesgo adaptativa. Aunque Kenia sigue siendo un país seguro para los negocios y los viajes, las disrupciones localizadas pueden surgir con poco margen de aviso, especialmente en los centros urbanos.

Entre las principales lecciones aprendidas destacan:

  • Necesidad de diversificar los canales de comunicación, especialmente durante restricciones a los medios

  • Preparación ante limitaciones de movimiento del personal, toques de queda o retrasos en el transporte

  • Importancia de monitorear tendencias sociales y narrativas locales, no solo comunicados oficiales

  • Valor de mantener contacto con aliados locales y socios regionales para obtener actualizaciones en tiempo real

Aunque las protestas ya han disminuido y en la mayoría de las grandes ciudades se ha recuperado cierta normalidad, la situación en Kenia seguirá siendo monitoreada en las próximas semanas mientras los actores evalúan tanto el impacto inmediato como las posibles implicaciones a largo plazo.

Las protestas de junio de 2025 en Kenia fueron un acontecimiento nacional significativo, arraigado tanto en un incidente concreto como en dinámicas sociales más amplias. Si bien la calma ha regresado en la mayoría de las zonas, los hechos subrayaron lo rápido que puede cambiar el entorno operativo incluso en un país estable. Para cualquier organización activa en la región, esto es un recordatorio de que la preparación y el conocimiento local siguen siendo componentes vitales de la resiliencia operativa.

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